Galería del restaurante
Review
SOBRE EL RESTAURANTE
Un fin de semana típico de la Plaza de la Perseverancia tiene como protagonista al plato insignia de la Capital colombiana. El ajiaco es y ha sido objeto de veneración para toda la industria gastronómica. Y este es el templo que lo glorifica. Acá no hay manteles, ni mucho espacio. Sin embargo, los comensales disfrutan como en cualquier otro restaurante. Todo gira en torno al fogón, a las manos diligentes de las cocineras que madrugaron a conseguir los retoños frescos de tallos y guascas, las tres variedades de papa y la mazorca en tusa.
Pedimos de entrada un chicharrón acompañado con patacones y yuca hervida. El ají es delicioso, aunque tuvimos que pedir más fuego para el nivel de picante deseado. Aumentaron la cantidad de chichi-perro directamente en el recipiente, lo que hizo que el picante se sintiera como queríamos. Nos acompañaron unas cervezas frías, directamente de la botella, antes del esperado plato insignia.
El ajiaco estaba en su punto. Nos gusta más espeso que de costumbre, por lo que pedimos un poco de “recado” lo que hizo que llegara a la consistencia deseada.
Si van a ir un fin de semana, es mejor madrugarle al plan. Las filas pueden ser tediosas y encontrar una silla disponible es difícil.